No hace mucho hablábamos de packaging vivo y mostrábamos el ejemplo de etiqueta de una botella de cerveza que indicaba, a través de una tinta que cambiaba según la temperatura, si era lo suficientemente fría para ser bebida.
Pues bien, esta misma tinta termocrómica, en este caso en formato pintura para el asfalto, puede ser una solución brillante (nunca mejor dicho) para mejorar la seguridad en las carreteras que se hielan durante los meses de invierno.
Se trata de uno de los proyectos de Studio Roosegaarde, cuyo objetivo es hacer las carreteras más sostenibles e interactivas mediante una señalética que se adapta automáticamente a la situación del tráfico.
Cuando la temperatura baja tanto como para helar el asfalto, la pintura cambia, mostrando unos iconos que alertan a las personas que conducen para que aflojen la velocidad.
Del mismo estudio holandés, que trabaja la luz y la energía de una manera especialmente creativa, es la aplicación en la carretera de líneas donde la pintura fosforescente se carga con la luz del día y se ilumina por la noche, que ayuda a los conductores y conductoras a no perder la referencia del carril, aunque sea de noche.
Estamos hablando de un grupo de tintas y/o pinturas que llamamos inteligentes. Si, además, la aplicación también lo es, de inteligente, match asegurado!