Eva Martínez Picó es una persona inquieta y apasionada. Es periodista, cocinera y autora del libro La Tria de Mulats d’Espinavell. Se marchó de la gran ciudad para vivir en Espinavell, en la Vall de Camprodon, donde abrió un restaurante y un refugio de montaña. Es impulsora de proyectos innovadores y asociativos que tienen que ver con la tierra y las personas, la cultura, la flora y la fauna. Entre una cosa y otra diseña y produce “Pecorina”, una serie de lámparas llenas de historia, que son la representación de su luz y creatividad.

1/
¿Qué te lleva al diseño de lámparas, viniendo del periodismo y la restauración?
Siempre he hecho punto de aguja. Me enseñó mi abuela y me cautivó ver cómo el hilo podía ir tomando forma y convertirse en algo funcional o incluso alterar un ambiente o construir un espacio. Todas las labores me atraen. Hago punto de aguja y ganchillo, coso, hago un poco de macramé y también encaje de bolillos. E incluso tengo un pequeño taller de marroquinería. De hecho, muchas veces mezclo las técnicas. ¡Todo son recursos! Pero más allá, para mí crear con las manos es unir cuerpo y alma. Las manos son el vehículo, la herramienta, con la que se expresan razón y corazón. Es una acción muy integral, muy completa.
Las manos son el vehículo, la herramienta, con la que se expresan razón y corazón.

Siempre he tejido para mí, por placer, pero cuando tuve mi propia lana aspiré a más y empecé a crear mirando afuera. La confluencia con Ceci Ferrero, con quien comparto amistad y valores, hizo que me sentara y agarrara las agujas y la lana y dejara que se entendieran para generar una idea nueva y luminosa. Pecorina salió a la primera, como si ya hubiera existido antes y sólo hubiera que llamar su recuerdo. Y Ceci la entendió en todo su sentido y la mostró al mundo con todo su valor; la luz de la lana. Somos un gran equipo.

2/
¿De dónde sale la lana natural con la que tejes Pecorina, que se convierte en la esencia de la lámpara?
La lana sale de una pequeña explotación ganadera cerca de casa. Actualmente, los ganaderos y ganaderas no saben qué hacer con la lana, porque nadie la quiere. A mí me destroza el corazón ver cómo un producto tan noble se quema una y otra vez, cada final de primavera, después de la esquila. ¡Es como un sacrilegio! Y un año decidí que me la quedaba y la hice transformar por Wooldreamers, que la trataron con mucho amor y me la devolvieron en conos de varios grosores en su color natural. Por lo tanto es una materia prima única y muy mía, que he visto evolucionar desde la oveja hasta la lámpara.


Wooldreamers es una empresa familiar de Cuenca, de Mota del Cuervo, que reivindica la lana y el trabajo esmerado de la lana con mucha pasión pero también con muchísimo rigor y con horizontes de futuro. Han sabido rehacer el relato y utilizar el pasado como un ingrediente más de una propuesta muy avanzada. Es una gente que me aporta mucho, aunque el hecho de tener que ir hasta Cuenca denota el hundimiento de este mundo en Catalunya, donde no hay ningún lavadero de lana. Ahora mismo, Cuenca es lo que tenemos más cerca. ¡Por suerte, el viaje se lo vale!
3/
¿Qué te aporta Pecorina?
Mi vida está hecha de diálogos, aprendizajes y relatos. Me gusta explorar y aprender, me fascina entender el mundo. Y después lo cuento con la misma pasión, como si hubiera descubierto las certezas de la vida. Lo he hecho siempre desde distintos ámbitos.
Desde el periodismo con los artículos y libros que escribo. Me gusta entrevistar a las personas protagonistas de la historia, ir a ver y escuchar los lugares que describo y buscar los rastros documentales en archivos y buhardillas para, finalmente, confeccionar un producto nuevo que es el fruto de todo este trabajo. No sé si estoy contando la verdad, quizás sólo es una parte de la verdad o sólo mi verdad. Pero la emoción que me despierta es siempre la clave.
Desde la cocina, me gusta adentrarme en el pasado y entender cada época para poder rescatar los platos que nos traen el sabor de las cocinas de otros tiempos. La cocina es un reflejo de un momento, ya sea de abundancia o subsistencia, ya sea de fiesta o de luto. El paladar es una pasarela por la que viajamos a los sentimientos de otras gentes, de otros lugares, de otros instantes.
El paladar es una pasarela por la que viajamos a los sentimientos de otras gentes, de otros lugares, de otros instantes.
Y Pecorina es un objeto precioso que nos ayuda a decorar espacios y a crear ambientes, pero su lana también es un hilo que une dos mundos, el del campesinado y el no campesino. Y tengo la sensación de que provoca que ambos se modifiquen, que entren en contacto y cojan lo mejor el uno del otro.


4/
¿En qué estás trabajando ahora mismo?
Por el momento, sigo desarrollando Pecorina. Los formatos más pequeños están muy consolidados, y ahora trabajo en los formatos más grandes que, por su peso, requieren nuevos conceptos estructurales. Pecorina es un objeto vivo, muy orgánico. Aparte del aro superior, sobre el que monto los puntos, no tiene más que lana. Por suerte, esta organicidad hace que hable y me vaya diciendo por dónde debo ir.
5/
¿Qué planes de futuro tienes?
De momento, Pecorina es todavía presente y futuro. Lo que estoy desarrollando, en el otro hemisferio de mi vida profesional, es una búsqueda para explicar la evolución de la lana en nuestro país desde tiempos antiguos hasta la actualidad. Es muy vasto y al mismo tiempo algo triste, porque se va abriendo como un fractal a lo largo de los siglos y después se va esfumando sigilosamente hasta el presente. Pero tengo la certeza de que la historia es el fundamento de la identidad, y ese relato nos es imprescindible.