Diego Rodríguez (Arketipo) es diseñador de productos digitales y generador de conexiones y oportunidades. Muy conectado a la docencia, busca acercar el diseño a personas que aparentemente están lejos del ámbito o que tienen dificultades para hacerlo. Le van los retos y el aprendizaje infinito, perderse ya sea en lugares, conversaciones o conocimientos.
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De manera natural conectas a personas, proyectos e inquietudes. ¿Cómo es este radar y qué importancia le das a las conexiones?
No tengo ningún talento especial pero sí voy por el mundo con la “antena puesta”. Los diseñadores/as vemos el mundo de manera diferente: detalles que al resto no le interesan, cosas que se pueden mejorar (rediseñar), comportamientos, patrones… así que en cualquier momento puedes encontrar un posible proyecto, una oportunidad para una persona o una empresa, una tendencia que puede acabar siendo un buen nicho de mercado. Es algo más relacionado con el «querer» que con el «saber».




Si lees sobre Astronomía, Economía, el funcionamiento del cerebro, el diseño de ciudades o cualquier otro tema ves que todo está conectado. Te das cuenta de que eres una pequeñísima parte y que tu talento o esfuerzo tiene un impacto muy muy limitado. Eso sí, la suma de inteligencias, acciones y generación de oportunidades pueden ser muy poderosas. Para cambiar la competitividad de una ciudad o para conseguirle trabajo a una persona (algún dia me gustaría trabajar en el sector del recruiting y los recursos humanos, hay mucho por hacer).

Los diseñadores/as aunque no lo creamos tenemos la oportunidad y la responsabilidad de impactar, positiva o negativamente, en la vida de las personas y del planeta. Simplemente hay que ser conscientes de las consecuencias y decidir conscientemente.
Pongo dos ejemplos de mi experiencia profesional. Son similares pero con resultados distintos. Relacionado con el equipo de atención al cliente, uno de los más importantes para una empresa en su rentabilidad y viabilidad a futuro (en mi humilde opinión).
En uno de mis trabajos, hablando con stakeholders, diseñamos nuevos flujos en la aplicación que dejaron sin algunos bonus al equipo de ventas, pero que a la larga les permitió convertirse en gerentes de cuenta y ayudar a los clientes a expandir su negocio en vez de simplemente ser solucionadores de «marrones», su valor profesional aumentó. En otro proyecto la petición de negocio era automatizar el soporte para poder prescindir de 20 personas. Gente muy valiosa por conocimiento y relaciones con el cliente. Algo que era crítico para el proyecto. Aunque no queramos admitirlo, las personas siguen siendo el elemento más valioso de un proyecto.
En la primera empresa había mentalidad de producto en la segunda una individualista y menos estratégica.
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Te he leído hablar de que “Sin pasión la vida no tiene sentido”. ¿Cómo es eso?
Creo que hay que mirar por el espejo retrovisor y poder decir «ha merecido la pena» ya sea lo de ayer o lo de hace 10 años. Lo mejor sería poder morir con una sonrisa en los labios y el saber que has hecho lo posible por tener una vida interesante para ti y para los que tienes alrededor. Vamos, tener un impacto positivo. Y ahí la pasión tiene un papel protagonista, porque no somos racionales, nos guiamos de impulsos, sensaciones, intuición que son las que nos hacen sentirnos vivos. Aunque por supuesto también de conocimiento.
No estoy hablando de seguir tu pasión, ni trabajar de lo tuyo. Ése es uno de los grandes engaños a varias generaciones. Estoy hablando de que merezca la pena, de que la vida, el trabajo, el amor, el deporte… sumen para hacer que la vida tenga sentido.

No creo en compartimentos estanco, si vives amargado/a (me ha pasado) con que lleguen las cinco de la tarde o el fin de semana para vivir, algo estamos haciendo mal. Como individuos, pero también como sociedad y como empresas. Me gusta mucho el cine porque sirve para entender mejor a las personas… y en la fantástica “Erin Brockovich» le dicen al personaje de Julia Roberts que «no se lo tome como algo personal» y su respuesta es magistral: “Es personal porque es tiempo que resta de estar con sus hijos, de sueño, de salud…” y es que es eso. El trabajo nos quita mucho más de lo que nos da, así que tenemos que hacer que el conjunto de todo tenga sentido, se retroalimente y haya un equilibrio aunque sea caótico.
Porque eso de separar la vida profesional y personal es imposible, con todo el tiempo que le dedicamos. Si además fuera de horario, leemos, vamos a eventos, hacemos proyectos, charlamos sobre Diseño, Tecnología… todo es trabajo y todo es vida.
¿Os interesaría el fútbol, la música, el teatro, la comida o el sexo sin una buena dosis de pasión? Como poco sería muy aburrido. Pues eso, sin pasión la vida no tiene sentido, la menos para mi.
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¿Qué le dirías a una persona que quiere entrar al ámbito laboral de la creatividad o el diseño?
En mi opinión, me encantaría estar equivocado, estos sectores no son muy diversos ni muy accesibles. Además el hecho de ser profesiones «molonas» hacen que se juegue con las cartas marcadas en muchos casos, asi que las condiciones no son demasiado buenas en general, es endogámico y es complicado hacerse un hueco, sobre todo cuando empiezas. Podeis consultar la información que se curra la fantástica Cris Busquets y proyectos como Brandemia. Pero no seré yo el que diga a nadie lo que tiene que hacer. Intentamos ayudar desde hola.padawanes.es (hay una interesante guía traducida al «alimón» con Raul Redondo) y estoy abierto a un café presencial o virtual con cualquiera que venga de la educación pública. Ayudaré en todo lo que pueda y suelo acercarme por las escuelas de Diseño siempre que me lo piden.
A nivel personal creo que aprender diseño, es una de las mejores herramientas para ser competitivos/as a nivel profesional. Por como te ayuda a pensar y buscar soluciones y por otro lado la Creatividad, considero que es nuestro «superpoder» para asegurarnos la supervivencia en todos los contextos. Es un tema que me obsesiona desde que tuve la suerte o la desgracia de estudiar Creatividad en la carrera de Publicidad. Es algo que todo el mundo debería cuidar y potenciar independientemente de la edad, responsabilidad, sector… y por supuesto las empresas, que tienen ahí una asignatura pendiente.


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¿En qué estás trabajando, ahora mismo?
Después de 25 años como diseñador en distintas empresas, ahora tengo la profesión más común de este país, soy autónomo, así que estoy sembrando, investigando y en definitiva buscándome las castañas. No me gusta trabajar solo, así que busco colaboraciones con proyectos, empresas, productos. Sobre todo me interesa el sector sanitario, productos biomédicos, el ecommerce y la logística, aunque si algo tengo es capacidad de aprendizaje y adaptación. Mi perfil es de Product Designer pero me llama mucho ayudar a crear un equipo bien engrasado.

Lo compagino con mi labor como formador que me ayuda a estar siempre en tensión en el buen sentido de la palabra, aprender y compartir creo que lo llevo en el ADN.
Los últimos meses me he formado como Instructional Designer, que es un perfil en el que aprovecho toda mi experiencia como diseñador de productos digitales para crear soluciones formativas para empresas que tengan impacto real, que se puedan medir y que cumplan los objetivos definidos para mejorar la competitividad y también completar el perfil profesional de las personas. Es una evolución lógica de lo que he estado haciendo en los últimos años.
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¿Qué planes de futuro tienes?
Me gustaría mudarme a otra región como Asturias, Canarias, algún pueblo de Málaga quizás… porque no tengo demasiado que me ate. La margen izquierda del Nervión ha forjado en gran medida la persona que soy y me define bastante bien, pero no acabo de conectar con el ecosistema y las oportunidades en Euskadi y eso que no veo más que proyectos y personas con muchísimo potencial con los que me gustaría colaborar y ayudar a que crezcan. Los últimos años, duros pero muy intensos, han sido un gran aprendizaje, del que me siento muy agradecido,.
A nivel profesional tengo un libro pendiente de escribir que si me encierro podría tener relativamente pronto. Estoy preparando algunos proyectos nuevos para LinkedIn Learning y espero que fructifiquen pronto (hay que pagar facturas). Tengo algunas conversaciones avanzadas. Y algunas sorpresas bajo la manga a medio plazo. Aunque lo que de verdad me gustaría es colaborar construyendo productos digitales con alguna empresa de software o consultora técnica, es en ese entorno donde me siento cómodo.

Mi estrategia a corto plazo es hablar con personas con las que me gustaría trabajar. Voy pronto a Valencia, después, en septiembre, a Málaga (me gustaría montar un open space sobre producto digital) y por supuesto Madrid y Barcelona. Así que por allí nos vemos y sino en cualquier momento con un café virtual o en mi estudio en Bilbao a donde estáis invitados/as si quereis trabajar en remoto y conocer el gran Bilbao.
Bola extra – Algunas recomendaciones
Para que tengáis referencias más interesantes, os comparto el documental 160 metros: una historia del rock en Bizkaia, que cuenta las diferencias en la historia de la música y la sociedad en el contexto de la reconversión industrial.
Para los que no la hayan visto, El Pico. No repetir errores me lleva a los paisajes donde crecimos.
Si quereis cultivar la capacidad más importante para un diseñador/a que es «aprender a mirar», uno de mis libros favoritos, que tengo que releer pronto: “En un metro de bosque. Un año observando la naturaleza” de David George Haskell.
Y un poco de música: estoy escuchando solo mujeres para paliar mi incultura en Tiny Desk y si os interesa el tema es imprescindible «Mostras del Rock“. Y esto, me voló la cabeza.
Nada más. Como decía el gran Aberasturi, «sed moderadamente felices».