Lluc Baños es artista y diseñador. Se expresa a través del dibujo, el vídeo y elementos escultóricos que desafían el material y la percepción que tenemos de ellos. Juega con la percepción de quien observa su obra, con el material, las dimensiones y las formas de elementos que engañan.

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A menudo has trabajado con enormes piezas que te han traído un proceso de trabajo muy largo. ¿Qué importancia tienen las dimensiones de tu obra?
Aunque estos últimos años he hecho alguna pieza de gran formato, en general las dimensiones de las obras las dicta el espacio y los recursos de los que dispongo. Desde que hice la primera pieza con mármol hace más de 10 años, me di cuenta de las implicaciones que tiene trabajar con formatos y pesos elevados: todo lo que no puedas levantar tú solo o que no quepa en el maletero del coche supone un extra que es necesario tener presente. Partiendo de esta premisa, tiendo a trabajar con las dimensiones que me permite el taller, los accesos o el espacio que debe acoger la pieza.



Más allá de los aspectos prácticos, logísticos y económicos de producir y manipular piezas grandes, elijo también el formato en función de lo que me pide cada proyecto, pensando cómo la pieza dialoga con los cuerpos a nivel de escala. Me cuesta pensar en proyectos que se alejen mucho de la escala humana, pero a la vez, imaginar piezas o instalaciones de grandes dimensiones es un ejercicio que intento realizar de forma regular.
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El material con el que trabajas lleva a una confusión y engaño de la conciencia. Elementos que parecen blandos pero están hechos de piedra, objetos vacíos pero reconocibles como si fueran superficie entera… ¿qué te lleva a este juego de percepciones?
Desde el principio he entendido el material como la tipografía, es decir, como una capa de significado que determina la lectura que hacemos del objeto al que nos enfrentamos. No se trata tanto de engañar al ojo reproduciendo un objeto blando con un material duro, sino de buscar un objeto o motivo que friccione a nivel conceptual con el material que la conforma.
La piedra, en este sentido, es un material con fuerte carga simbólica por siglos y siglos de trabajo escultórico para dar forma a símbolos sacros, valores elevados, virtudes, vicios y para inmortalizar acontecimientos históricos. Esta carga la he sentido siempre muy presente y es la que en mayor o menor medida me lleva a tomar las decisiones formales y conceptuales cuando encaro un nuevo proyecto.

Ahora mismo me interesa explorar las posibilidades formales de materiales más blandos, más inestables y más afectados por la gravedad y los procesos naturales.




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¿Qué parte de tu obra se centra en el dibujo? ¿Lo entiendes como objetivo final o como parte del proceso?
Con el dibujo he atravesado diferentes fases y es un aspecto con el que sigo teniendo conflicto. Durante años, el dibujo ha sido un divertimento y una forma de aprender. Era también una especie de vara de medir el avance y la capacidad de representación y de abstracción. Durante este período entendía el dibujo como un ejercicio con el que ir progresando, sin más objetivo que ir mejorando la síntesis gráfica.
En un momento dado, esta idea del dibujo como ejercicio deja de tener sentido para mí y busco que sea un fin en sí mismo y paso a pensar proyectos de dibujo con un propósito, con una duración determinada, con principio y fin. Esto lleva a una mayor planificación y a una idea más concreta, pero, al mismo tiempo, me aleja del dibujo como tal, por lo que éste, a falta de un proyecto concreto, pasa a ser un instrumento de proyección que utilizo sólo como paso previo, como esbozo.




De alguna manera, y enlazando con la anterior pregunta del lleno y del vacío, acabo encontrando una nueva vía de trabajo e investigación cuando siento la necesidad de trasladar el dibujo de las dos a las tres dimensiones, sustituyendo el trazo a lápiz por la varilla de hierro.



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¿En qué estás trabajando ahora mismo?
Este último año lo he dedicado principalmente a la ruta itinerante del proyecto escultórico Primum Movens, que arrancó el pasado mes de julio en el Institut d’Estudis Ilerdencs. Ahora mismo estamos preparando un segundo evento en Agramunt, en colaboración con Lo Pardal – Fundació Viladot y proyectando las próximas paradas dentro de la ruta por distintos puntos del territorio.



Estoy también trabajando en un proyecto de escultura pública con los alumnos de la escuela donde trabajo y proyectando piezas para dos exposiciones individuales el próximo 2024.
Como explicaba antes, me interesa actualmente el trabajo con textil y otros materiales blandos, por lo que estoy en un período de ensayo y error.
Al mismo tiempo, trabajo estos proyectos en el tiempo libre que me queda entre la paternidad y la docencia, por lo que me encuentro también inmerso en un proceso de replanteamiento vital y profesional, intentando encontrar la mejor la forma de organizar, vincular o compartimentar estos diferentes espacios en el día a día, para que sea sostenible a largo plazo.
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¿Qué planes de futuro tienes?
Voy bastante al día, de momento me conformo con llegar entero a final de año y poder hacer cuidadosamente los compromisos que tengo para el 2024.