Júlia Solans es ilustradora y una persona crítica con su entorno y el contexto social que le rodea. Durante el confinamiento compartió, en su Instagram, un diario ilustrado donde se podían seguir sus reflexiones y pensamientos en plena pandemia. Últimamente ha participado en el programa Helvètica de TVE2.
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¿Cómo cambió tu vida el 13 de marzo de 2020?
Pues de forma abrupta, como imagino que para la inmensa mayoría.
Estaba en un momento de cambio, dejando cosas y empezando otras nuevas, por lo tanto, el aviso del confinamiento fue un pequeño terremoto emocional. Lo que recuerdo es que tenía un viaje planificado con unas amigas a Viena ese mismo día 13 de marzo. Afortunadamente, la prudencia nos hizo quedar en casa. Un poco en el fondo me alegré, porque no me gusta hacer viajes cortos de turista accidental haciendo todo lo que no me gusta que los turistas hagan en Barcelona. En vez del viaje hicimos un skype, que sería el punto de partida de infinitas videoconferencias.
Fue muy catártico y una tabla de salvación para surfear la incomprensión.
Si pienso en cómo afectó al trabajo el confinamiento pues en la parte práctica no cambió nada en cuanto a rutinas, dado que siempre estoy cerrada en mi casa-estudio, confinada con dos gatas y haciendo paseos por el pasillo para poner lavadoras y saludar a las plantas. Asimismo, lo cambió todo.
Soy de las personas afortunadas que no ha sufrido ninguna pérdida de personas cercanas a causa del virus, y creo que este es un rasgo diferencial entre tomártelo como un trauma vital o como una experiencia divertida (para mí fue increíble poder parar). De la experiencia saqué el Diario de un confinamiento anunciado que era, como bien decías, un diario explicado en primera persona (con un poco de autoficción) para relatar y relatarme qué estaba pasando, como una forma de no desesperar y de poder entender la situación. Fue muy catártico y una tabla de salvación para surfear la incomprensión.
También inicié proyectos del tipo “cuaderno de viaje sin moverse”, con amigos y amigas, para dejar constancia de lo que estaba pasando y de lo que nos estaba pasando, porque aquello era un acontecimiento único y todo pasa tan deprisa que después te olvidas. Y no quería olvidar nada de todo aquello. Recuerdo con cierta nostalgia aquellos meses, todo era una aventura y todo el mundo a la vez, al mismo tiempo, estaba viviendo la misma situación. Fue algo alucinante. Si hemos aprendido la lección (spoiler: No. Ver informe del IPCC) no se volverá a repetir.
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A menudo has hablado de salud mental. De hecho, dedicaste una charla a la ansiedad, en el BLANC festival. ¿Qué grado de tabú crees que todavía tiene este tema?
Siempre me visualizo a mí misma preparando aquella charla sufriendo horrores porque estaba pasando una época de ansiedad máxima. Sufrí mucho. Y es gracioso porque en la charla del BLANC reímos mucho con el público y pienso que salió bastante bien. En la charla hablaba de la ansiedad en el proceso creativo y puedo decir que la sufrí mientras la preparaba. ¡La vida y sus bromas!
En mis épocas bajas me afecta muchísimo al proceso creativo.
Hace años que batallo con mis estados de ánimo y me di cuenta de que en mis épocas bajas me afecta muchísimo al proceso creativo. La ansiedad es un freno. Te frena, te habla al oído, disminuye las ganas de hacer cosas y te desprecia, y para nuestro trabajo hay que estar atentas, cómodas, tranquilas … Esperando las ideas, probando y equivocándonos. Si tienes un ruido mental que te estresa es muy difícil disfrutar.
Quería compartir todo aquello, romper el velo del silencio, para poder hablar de ello abiertamente. Parece que en las profesiones creativas todo debe ser un camino de rosas, le rodea una especie de romanticismo, pero hay todo un proceso interior que a veces es maravilloso y a veces un infierno. Quería ver qué pensaba la gente del público y el resultado fue muy interesante.
La ansiedad te frena, te habla al oído, disminuye las ganas de hacer cosas y te desprecia.
Aprender a hablar de la ansiedad y con la ansiedad es salud. Después de todo, estás hablando contigo y con tus miedos. Debemos tener menos temor a ser vulnerables, básicamente porque la ansiedad y las enfermedades mentales son resultado del sistema estructural que ha construido el capitalismo.
Dudar de la fragilidad de cada uno es también un síntoma de nuestra sociedad. Siempre me fascina cómo existe la medicación como solución a medio plazo para “curarnos” la depresión o la ansiedad con el objetivo final de hacernos nuevamente más productivos. Medicados y productivos.
Tenemos que estar mucho tiempo con nosotras mismas y mismos.
Hacerse preguntas de cómo estás, de qué sientes, de cómo te encuentras en relación con los demás es también salud. Y de vez en cuando parar y decir: “mira, no puedo más y necesito ayuda”. En todos estos temas debe haber también ganas de abordar el autoconocimiento, tu vida también pasa de puertas adentro (dentro de tus límites corpóreos) y tenemos que estar mucho tiempo con nosotras mismas y mismos. Por lo tanto, llevémonos bien con quien somos. Como consejo: ve una vez a terapia en la vida te encuentres bien o mal porque no eres tú, es el capitalismo.
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Un día en Twitter coincidimos diciendo que a menudo nos sentíamos invisibles. En tu caso, ¿sigue siendo así?
El 20 de noviembre voy a Bilbao porque me han invitado a dar una charla en el Selected 21. Las charlas siempre me gusta prepararlas con tiempo y a la vez siempre me provocan una gran ansiedad (ver respuesta 2). Cuando estructuro la charla dedico un rato a la presentación: quién soy, de dónde vengo, etc. Como buena portadora del síndrome de la impostora lo que hago en realidad es justificar por qué estoy allí. Porque: ¿Quién diablos me conoce? ¿Me tendrían que conocer? ¿Soy alguien interesante para dar una charla?
¿Quién diablos me conoce? ¿Me tendrían que conocer? ¿Soy alguien interesante para dar una charla?
No recuerdo con exactitud qué nos dijimos en twitter, pero imagino que los tiros iban por ahí. Ser alguien en una profesión de muchos “algunos” y de muchos “nadies”. Pienso que la invisibilidad está muy relacionada con el deseo de dejar un legado y al final, de llenar este vacío existencial que es nuestra propia finitud (acelerado por los tiempos actuales donde el individualismo y el self made man / woman están tan de moda ).
Las redes sociales nos han hecho más presentes y conocemos a más gente sin verdaderamente conocerla, pero la ubicas y por lo tanto, sabes de su existencia. A mucha gente esto la realiza por completo. De ahí tal vez nace el fenómeno influencer, ser alguien cuando esperabas ser nadie. Tiene un punto adictivo, las redes lo son.
Los seres humanos estamos obsesionados en ser alguien porque sabemos que nos vamos a morir.
Ayer (viernes 3 de septiembre) murió, con 27 años, la periodista y fotógrafa Olatz Vàzquez de un cáncer gástrico que en poco más de un año y medio la tumbó. En este tiempo ha hecho una crónica gráfica de su enfermedad y una denuncia de las carencias con las que se encuentran los enfermos crónicos. Quizás ella pensaba que era nadie, que era invisible al mundo, pero su muerte ha entristecido a muchos y muchas que la seguíamos por sus redes sociales. Los seres humanos estamos obsesionados en ser alguien porque sabemos que nos vamos a morir. Supongo que no hablamos de eso, en estos términos tan siniestros en twitter, ¿verdad?
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¿En qué estás trabajando ahora mismo?
¡Tengo muchos proyectos en marcha! ¡Muchos! Por un lado, hemos comenzado el rodaje de la segunda temporada de “Helvètica, un programa de disseny” en TV2. Sigue el mismo equipo de presentadores: Flora Saura, Òscar Dalmau y yo misma, con nuevos temas y nuevas aventuras. Eso sí, el horario será prime time como antes: a las 18.15h de un lunes.
Por otra parte, tengo la suerte de estar trabajando con el equipo de Parlem Telecom. Hemos dado forma a una nueva identidad a través de un personaje ilustrado por mí y cada vez va cogiendo más vida. Es muy diver.
Y voy haciendo proyectos que intento que tengan siempre una vertiente social y de compromiso político. Como pienso que el diseño y la ilustración son herramientas de transformación social procuro colaborar con entidades, plataformas vecinales o cualquier tipo de acción o campaña relacionada con la crisis climática o decir NO bien alto, que no es necesario ampliar el aeropuerto del Prat. Me ayuda a desahogarme y no sentir esta enorme frustración que me genera el declive medioambiental y el futuro.
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¿Qué planes de futuro tienes?
Quiero dejar Barcelona y quiero conseguir correr 30 minutos seguidos (he empezado a correr, una fantasía hecha realidad) 🙂