Javier de Riba es artista visual y miembro de Reskate Studio. A menudo trabaja sobre espacios públicos mediante acciones de gran formato que quieren hacer variar su percepción. Lo ha hecho en todo el mundo, desde Barcelona a Shenzen, pasando por Donosti, las Islas Azores o Viena, entre otros. Su obra es siempre espectacularmente poética.
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¿Qué te atrae de intervenir en el espacio público?
Es una forma de reivindicarlo como lugar de encuentro. Debe ser un espacio de diversidad y utilizándolo es cómo protegemos su uso. Desgraciadamente, la tendencia de las administraciones está en neutralizarlo y privatizarlo. Es por ello que la acción de ponerle color o compartir mensajes en favor del bien colectivo debe ser constante.
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Llevas tiempo trabajando en la serie Floors en espacios abandonados. ¿Cómo surge este proyecto y qué quiere transmitir?
Surgió pintando un mural con Reskate en los Encants Vells, en Barcelona, justo cuando los derrocaron. Debajo de nuestro muro estaban todavía las baldosas de lo que había sido un espacio interior y me pareció interesante pintarlas imitando la gráfica de los suelos hidráulicos.
Esta acción puso de manifiesto cómo la estética puede atraer la mirada a estos espacios “feos”. Es increíble la de espacios en desuso que tenemos a nuestro alrededor y cómo esto choca directamente con la necesidad de utilizarlos.
Este proyecto tiene una variante con talleres participativos en los que pintamos la calle. Me parece una manera muy directa de reconquistar el espacio público, además con una estética muy ligada a lo que entendemos en los Países Catalanes como hogar. Los vecinos son los que pintan y hace que se sientan más suyo el espacio público.
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Con Reskate Studio estáis interviniendo con una serie de murales que tienen una segunda lectura cuando la luz se va. ¿Cómo reacciona la ciudadanía al descubrir los mensajes escondidos?
Más que una segunda lectura aparece la “otra cara de la misma moneda”. Es un proyecto en el que relacionamos dos elementos para contar un hecho o historia del entorno en el que trabajamos. A menudo, la relación entre estos dos elementos no es evidente, y así lo preferimos.
Creemos que es importante generar preguntas y que se debata sobre el mensaje. Nosotros partimos de un mensaje a comunicar, pero está claro que todo depende de la capacidad de interpretación y de los referentes con los que cada ciudadano lo relaciona al ver el mural.
Lo más enriquecedor es recibir nuevas interpretaciones de lo que hacemos. Al apagarse la luz siempre hay un momento de asombro, en el que se pone de manifiesto que faltaba información.
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¿En qué estás trabajando ahora mismo?
Estoy empezando a recopilar y ordenar todo el trabajo generado con el proyecto Floors e intervenciones similares para realizar un libro. Al fin y al cabo, de trabajar en el espacio público solamente queda el recuerdo y la documentación de cada acción. Tengo muchas ganas de darle forma, pero es mucho trabajo.
Con Reskate, junto a minuskula, vamos desarrollando en paralelo nuestros dos grandes proyectos: Harreman (murales fotoluminescentes) y Reaction (murales con estética retro-publicitaria). Estamos constantemente buscando nuevas localizaciones.
¡A ver si conseguimos de una vez pintar en Barcelona uno grande!
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¿Qué planes de futuro tienes?
Terminar lo que he empezado y a ver qué va saliendo, ¡nunca se sabe!