Las pantallas están abduciendo a las nuevas generaciones (y las no tan nuevas) y parece que la impresión va a la baja, o al menos así lo indican las tendencias del mercado con imprentas que cierran y editoriales que venden más en digital que en papel.
Pues bien, rompo una lanza a favor del adoctrinamiento de nuestros niños y niñas para que conozcan el oficio de la imprenta y el diseño. Veréis que esta práctica no es nueva y que en los años 80s ya se ejercía.
El Equipo de impresión en acción
Hace un tiempo, Mariana, diseñadora y fotógrafa, aparte de buena amiga, me envió un enlace que me flipó. Se trata de unos dibujos animados que hablan de los colores. Uno de los episodios (“El Equipo de impresión en acción”, versión en catalan) trata específicamente de las tintas de impresión.
Hablan de las diferencias entre azules o de por qué el negro es lo más difícil de hacer porque “deben imprimir todos en el mismo sitio y a veces es complicado” o, dicho de otro modo, las dificultades de un buen registro . Spolier: Al final se emocionan al conocer al negro como tinta de gama.
Un libro repleto de letras
Hace unos meses conocí “Un libro repleto de letras” (2024), de Òscar Dalmau y Jesús Morentin, el primer libro de tipografía para niños y niñas, que explica la diferencia entre letras. Vivan las letras que llevan vestidos diferentes y que se asemejan tanto a las personas que, como ellas, “son altas, bajas, gruesas, delgadas, de diversos colores; algunas tienen dos patas, otras solo tienen una, ¡e incluso hay letras que no tienen ninguna!”.
Barbalib Impresora
Pero es que hace unos años, en casa de mis suegros, descubrí el cuento “Barbalib Impresora”, de la serie de los Barbabapa, editado en 1980, que habla de una autoedición impresa con tipos móviles y muestra todo el proceso de impresión y encuadernación. ¡Una delicia!
