Paola Villanueva es ilustradora, madre, docente y doctora en Bellas Artes (no específicamente en este orden). Sevillana afincada en Barcelona, combina el trabajo para clientes internacionales con proyectos más personales. Papel, lápices, bolígrafos y algún píxel se confabulan para crear piezas llenas de sensibilidad y “día a día”.
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Tus ilustraciones respiran paciencia y calma, trazos suaves y estudiados. Aun así, sus mensajes acostumbran a ser contundentes y directos ¿Dónde encuentras este equilibrio perfecto?
[Perfecto, no, ¡por favor! Pero gracias : )].
Dibujar es lo más cerca que he estado de meditar. Cuando dibujo, me concentro tanto que puedo pasar horas sin beber agua o ir al baño. Por supuesto, me olvido de mirar por la ventana a un punto lejano cada hora y pico, como recomiendan l+s oftalmólog+s.
Al caso del dibujo y la paciencia, quizá el primer comentario lo recibí de una monja en mi más temprana escolarización, con 4 o 5 años. Pasó en Sevilla allá por 1989. Me cuenta mi madre que llegó la monja, sorprendida, y, con un dibujo de un paso de Semana Santa en la mano, le dijo: “¡Mira cómo ha dibujado todos los cirios, uno a uno, y con todo detalle!”. Mi madre, de vez en cuando, rememora ese momento. Y, aunque parece que me dieron un premio y todo, no conservo ni el recuerdo, ni el dibujo, ni el premio. La paciencia, sí.
Suelo utilizar el dibujo para reflejar y reflexionar sobre temas que me preocupan o que me cabrean, casi siempre desde el humor y la ironía.
En la Facultad de Bellas Artes, seguí trabajando esto de la paciencia y los detalles en las distintas aulas de dibujo por las que pasé. Tuve la oportunidad de disfrutar de largas horas de taller con unas instalaciones maravillosas, varios días a la semana, en las que aprendí a construir volúmenes, a base de luces y sombras, con líneas, tramas o manchas. Casi siempre en blanco y negro, pasé muchas horas dibujando cuerpos desnudos en formatos grandes, con carboncillo, trapos, difuminos y el canto de la mano.
Lo importante no es la materialidad de una obra, sino lo que podemos hacer con esa materialidad.
Luzi Lippard
Aunque en estas sesiones depuré una técnica academicista, fue en las clases de grabado, serigrafía y litografía, en la misma Facultad, cuando empecé a dibujar, manteniendo todo lo aprendido, pero fijándome en el concepto. Aunque no la conocía todavía, conecté con eso que decía Luzi Lippard sobre el arte que empezó a desmaterializarse hacia los años 60 en Occidente: que lo importante no es la materialidad de una obra, sino lo que podemos hacer con esa materialidad.
Desde ese momento, me he abrazado a la técnica y al concepto como una sola cosa. Porque me preocupa tanto el qué quiero decir como el cómo quiero decirlo. En mis auto-encargos (los dibujos que hago en mi “tiempo libre”), es donde más exploro este equilibrio, a modo de entrenamiento para es+ cliente que está por llegar. En estos auto-encargos, las ideas están atravesadas por mi experiencia en distintos ámbitos de la vida. Adopto un posicionamiento feminista y, aunque a veces me centro en temas que me alegran, suelo utilizar el dibujo para reflejar y reflexionar sobre temas que me preocupan o que me cabrean, casi siempre desde el humor y la ironía.
Me he abrazado a la técnica y al concepto como una sola cosa.
Estoy de acuerdo con eso que dice Sara Ahmed de que “cuando más se acerca la teoría a la piel, mayor es su capacidad de hacer cosas”. Hoy, sigo dibujando con la tranquilidad y precisión que desarrollé en la Universidad, pero pensando en la potencialidad del dibujo como una herramienta de reflexión, visibilización, transformación y pensamiento crítico.
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¿Qué pasa cuando te das cuenta de que tienes varios frentes abiertos como son la maternidad, el trabajo como autónoma, la docencia, una vida académica y, aparte, una vida “en general”?
Pasan muchas cosas. Y, entre ellas, suele haber vértigo, agobio, subidón, bajón y vuelta a empezar.
En esos momentos, me veo como una auténtica mujer-orquesta, una navaja suiza, una trabajadora flexible de carácter corroído, como diría Richard Sennett. También me veo como una profesional nómade y en devenir, como diría Rosi Braidotti. Trabajar de varias cosas distintas en un solo día me resulta agorador. Pero, cada vez más, busco y me agarro a los puntos de encuentro que hay entre ellas. Así todo es más fácil y enriquecedor.
Las profesiones creativas tienen “ese algo” vocacional que, además de dificultar la separación entre vida personal y profesional, dificulta que este trabajo se reconozca y sea tratado como un trabajo como cualquier otro.
Remedios Zafra en El entusiasmo
En la vida profesional que he escogido, experimento momentos de gran alegría, emoción y satisfacción. Pero también experimento un desasosiego por partida doble: no llegar a todo como me gustaría; y no saber cuándo va a llegar esa situación profesional con el mínimo de coberturas que considero necesarias para irme a dormir tranquila por la noche. Porque, como explica con realismo y crudeza Remedios Zafra en El entusiasmo, las profesiones creativas tienen “ese algo” vocacional que, además de dificultar la separación entre vida personal y profesional, dificulta que este trabajo se reconozca y sea tratado como un trabajo como cualquier otro.
Me hace feliz dedicarme a lo que quiero, pero sé que me muevo en un escenario complicado e incluso hostil: ese que dibuja Zafra en el que se mantienen mitos y expectativas bajo el lema “por amor al arte”, y en el que se da por hecho que podamos renunciar a cosas materiales tan necesarias como el dinero solo porque hacemos un trabajo creativo.
Para escribir hasta aquí, mi hija ha asaltado mi espacio de trabajo unas cinco o seis veces [risas].
Mi maternidad está en medio de todo esto. Aunque cuando tuve a mi hija gozaba de un trabajo bonito y cómodo, cerca de casa y con un equipo estupendo, la reorganización del tiempo y de las tareas me llevaron a reorientar mi trabajo y mis prioridades. Porque los años previos a convertirme en madre, dibujaba, hacía docencia e investigaba cuando salía de la oficina, en mi tiempo “libre”. Un tiempo que, desde que llegó mi hija, se esfumó por completo.
A los pocos meses de reincorporarme al trabajo después de mi baja y excedencia por maternidad, fui realmente consciente del tiempo que tenía para trabajar en un día, y veía muy difícil encajar en la agenda la docencia, la ilustración y la investigación. Fue así como temerosa, pero con la actitud de quien se cree valiente, dejé aquel trabajo bonito y cómodo para centrarme en lo que antes había ocupado mi tiempo libre, y que era lo que siempre había querido hacer. Pero, eso sí, con muchas interrupciones: para escribir hasta aquí, mi hija ha asaltado mi espacio de trabajo unas cinco o seis veces [risas].
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¿Cómo nació “Madrebulario” y qué necesidades ha cubierto a día de hoy?
Madrebulario nació en una calçotada, la primera después de la pandemia, en el 2021. Allí me encontré con Marta Puigdemasa. Ambas habíamos parido con solo un mes de diferencia un año antes, en el 2020. Marta escribe. Ha sido directora y coeditora editorial de distintas revistas. Incluso creó la suya propia, Perdiz, con la que ha publicado 10 números. Marta, inspirada en el clásico The Meaning of Liff de Douglas Adams y John Lloyd, me contó una idea que tenía en mente: crear un diccionario que recopilase experiencias de la maternidad, todavía sin nombre. Me preguntó si quería hacerlo con ella, llevando el proyecto y ocupándome directamente de la ilustración de estos “palabros”, y me emocionó. Me encantó la idea. Era una forma perfecta de relacionarme con mi maternidad desde un punto de vista creativo-profesional.
Madrebulario es un espacio para visibilizar aquello que no suele explicarse sobre la maternidad.
Desde el principio, Madrebulario se ha concebido como un diccionario en papel. Sin embargo, actualmente funciona como una cuenta en Instagram. Gracias a esta plataforma, damos acceso a un cuestionario online en el que cualquier madre puede dejar su experiencia sin nombre (las experiencias que recoge Madrebulario son las de todas las madres que quieran contribuir), compartimos los “palabros” que vamos construyendo y también creamos comunidad entre madres.
Con este ejercicio de poner nombre, queremos desmitificar unos ideales de madre perfecta y la culpa que esos relatos traen consigo.
Madrebulario es un lugar de encuentro. Es un espacio para visibilizar aquello que no suele explicarse sobre la maternidad. Como solemos decir, Madrebulario quiere sacar a las madres fuera de sus casas, de esos espacios privados en los que las mujeres hemos sido colocadas, y ponerlas en las plazas, los mercados, los parques. Ponernos en la agenda del debate público. Porque, como cuenta Esther Vivas en Mamá desobediente, la maternidad es un asunto que nos atañe a tod+s, es una responsabilidad colectiva.
Con este ejercicio de poner nombre, queremos desmitificar unos ideales de madre perfecta y la culpa que esos relatos traen consigo. Queremos recoger estas experiencias en forma de diccionario porque, como dice Marta, no tener palabras para explicar lo que sentimos, nos aísla y nos divide. Ya lo sabemos: lo que no se nombra, no existe. Por esta razón nació Madrebulario: para encontrarnos, para sentirnos menos solas y, también, para reírnos las unas con las otras. Porque, pese a la dureza de algunos “palabros”, este proyecto está planteado desde el humor.
Hoy en día, hemos recogido la experiencia de más de 70 mujeres, hemos publicado 70 “palabros”, nuestra comunidad online crece día tras día y nos han entrevistado de periódicos como El Punt Avui o el Diari Ara. Estamos presentando el proyecto en distintas editoriales y esperamos tener buenas noticias pronto.
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¿En qué estás trabajando ahora mismo?
Me dedico a la ilustración profesional, la docencia en la universidad y la investigación. Es lo más cerca que he estado de funcionar como una A/R/TOGRAPHER. Como ilustradora freelance, he trabajado para clientes como Condé Nast, DDB Barcelona, FCB Inferno London, Forbes Spain, H&M, ICON Spain, Mango o La Vanguardia.
Entre-proyectos, me asigno auto-encargos para desarrollar y fortalecer ámbitos de la ilustración en los que me gustaría trabajar con más frecuencia, como son las cubiertas de libro o la ilustración de cuentos y relatos. Mi gran “side project” en este momento es Madrebulario.
Como docente, soy profesora colaboradora en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y colaboro anualmente en el máster Arts i educación de la Universitat de Barcelona (UB).
Como investigadora, llevo a cabo proyectos de investigación artística y tengo una lista de artículos por escribir y presentar a revistas científicas. También estoy trabajando en mejorar mi gestión del tiempo, tener más momentos de descanso de calidad, comer mejor y hacer más ejercicio físico, sin descuidar mis relaciones afectivas con amig+s y familia.
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¿Qué planes de futuro tienes?
Seguir trabajando para consolidar la situación profesional en la que estoy ahora, dedicando el mayor tiempo posible a la docencia y la investigación. También, trabajar para que Madrebulario sea finalmente un libro, además de para otros side projects que tengo anotados en mi cuaderno de trabajo. Seguir aprendiendo, seguir creciendo en todos los niveles, seguir creando sinergias. Seguir. Y seguir, pero moderando las expectativas, con benevolencia y cuidados.
También tengo una pila de libros por leer, un montón de pelis en la lista de cosas pendientes y una bici preciosa esperando a ser paseada mucho más de lo que la estoy paseando ahora.
Como gran novedad en mi calendario, a finales de año participaré en la próxima edición de OFFF Sevilla, donde espero conocer a otr+s creativ+s y aprender mucho con ell+s.