A menudo desde el diseño se piensa en los acabados en producción gráfica (stampings, plastificados, relieves, reservas UV,…) cómo un complemento estético, que añade un valor táctil al resultado final.
Siempre que hablo de proyectos aquí en La Màcula, digo que cualquier decisión técnica, o referida a la producción, comunica y puede (y debe) añadir un valor importante al resultado final, así como intensificar el concepto de diseño que contiene.
En este caso, recuerdo una campaña de Wimpy, una marca de fast food en Sud África, que creó un menú braille para hacer un guiño directo a personas con dificultades visuales.
Ponernos en la piel de aquellos y aquellas que se encuentran en esta situación cada minuto de su vida.
Una de las cosas que me gusta de este proyecto es que está dirigida únicamente a un colectivo minoritario, dejando de lado al resto de población. No es que me parezca bien la “discriminación” de ningún tipo, evidentemente, pero creo que, de vez en cuando, que la mayoría de población necesitemos ayuda extra (subtítulos) para entender un mensaje, porque no sabemos leer braille, nos hace poner en la piel de aquellos y aquellas que se encuentran en esta situación cada minuto de su vida.
Técnicamente se utilizan semillas de sésamo, colocadas minuciosamente antes de que la masa del pan entre al horno, para crear el relieve necesario para su lectura con la yema de los dedos de la persona usuaria.
Una campaña divertida, memorable y que, sobretodo, visibiliza un colectivo minoritario, pero no por ello invisible.